Ardilla llegó a la protectora a finales de diciembre junto a su mamá y hermanos. No hizo falta investigar demasiado para entender la historia: una gata casera, sin esterilizar, se quedó embarazada, y cuando nacieron los bebés… ¿qué hacemos con ellos? Fácil: los dejamos en la puerta de la protectora, total, nosotros nos hacemos cargo de todos los gatos de la ciudad… y también de los de quienes no asumen su responsabilidad. 🙃

Dejar a un gato sin esterilizar y permitir que salga a la calle es casi una receta segura para más abandonos. Pero el problema no desaparece dejándolo en manos de otros. La solución empieza con la responsabilidad de cada persona.

Ahora Ardilla, que al principio era esquivo y poco amigable, está aprendiendo a socializar con otros gatos. Con los humanos aún mantiene las distancias, pero con paciencia, cariño y un hogar que le brinde seguridad, podría ir mejorando. No es un gato que te buscará al principio, pero si le das tiempo, quizás un día decida que confiar en alguien vale la pena.

Si crees que puedes ser esa persona, escríbenos. Y si no puedes adoptarlo, comparte su historia.