Esta hermosa gata se llama Palinka. Llegó a la protectora junto a Gulash porque vivía en una zona de Sant Pere i Sant Pau en la que había un vecino que amenazaba con envenenarla. ahora está a salvo pero está asustada y necesita tiempo para volver a confiar.

El envenenamiento de gatos, ya sean de hogar o comunitarios, es una práctica cruel e inhumana. Los mal llamados gatos ferales son en realidad gatos comunitarios, fruto del abandono y crecimiento descontrolado de las colonias. En lugar de dañar, podemos ser parte de la solución apoyando campañas de esterilización, cuidando y respetando a estos animales. Adoptar a un gato como Palinka es una oportunidad de dar amor y cambiar su vida