A veces es difícil saber qué contar de nuestros perros para conseguir que alguien se fije en ellos y que por fin consigan una familia. 

Por eso queremos ir presentándolos poco a poco, para que vayáis conociéndolos y os vayan enamorando como nos pasa a nosotros cada vez que les vemos esperando su oportunidad.

Os dejamos con lo que una voluntaria ha escrito de Tom:

Tom, siempre en mi mente. Ocho años en la protectora y es lo único que conoces.

Cuando te he paseado lo hago plenamente consciente de que eres especial, con mucha sensibilidad y acarreando mucho dolor. Tus necesidades no pueden ser satisfechas y ya van ocho años. Adoro sacarte a pasear, pero lo que más observo es la angustia personificada, y unos ojos que me piden a gritos “sácame de aquí". Una vez el drama ha pasado lo pasamos en grande, corremos hasta el agua, ¡te encanta! Y me das muchos besitos por hacer este ratito posible.

Te quiero Tom y lo que más deseo en este mundo es verte libre, con una familia buena y tolerante.

Esta debería haber sido la publicación de Tom, pero la verdad es que puede ser la de tantos que cuesta decidir…   Así que cuando leáis su carta pensad en todos ellos, en todos los que esperan.

CARTA DE TOM

Hola, soy Tom y llevo ya no sé cuántos años en la protectora. La verdad es que estoy un poco cansado ya. Primero pensé que se trataba de una broma, pero con el tiempo vi que no venían a buscarme y tuve que empezar a pensar que no, que era algo peor. 

Aquí no estoy mal, no me malinterpretéis, la verdad es que me cuidan, no me falta comida y hacen lo que pueden, pero no es lo mismo que una casa, y yo que la tuve, sé de lo que hablo. 

A veces me canso, pienso que estas 4 paredes van a ser todo lo que conozca el resto de mi vida y me dan ganas de meterme en la caseta y no salir. La gente dice que no es para tanto, que nos acostumbramos, pero no es verdad, nosotros no nacimos para vivir en una jaula. Somos animales gregarios, nos gusta vivir en comunidad y con humanos, sentir que los cuidamos, quererlos y que nos quieran y ESTO, no es lo mismo.

L@s voluntari@s hacen lo que pueden, los ves arriba y abajo sacando jaulas y si tienes suerte, cada pocos días sacan la tuya y ves un poco de mundo, pero sólo un poco, como cuando vas en tren y miras a través de una ventana. 

Sientes que se preocupan por ti, sabes que muchos de ellos si pudieran te llevarían a casa, pero no pueden, porque tienen a sus propios animales, lo sabes porque huelen a ellos. ¡Hay tantos perros y gatos a los que ayudar! Y ellos no pueden llevarse a todos, lo entiendo, pero no es consuelo. 

Y las trabajadoras también nos cuidan mucho, suerte de ellas que nos sacan al patio y cada día nos dedican un momento de su tiempo, pero no dan a basto y pasan los días y los años y empiezas a pensar que esto es todo…

¿Creéis que esto puede ser todo? ¡Yo no!

Yo nací para correr, para oler rastros por el campo y por la playa, para dar lametones y dormir acurrucado al lado de mi persona favorita. Para que me cuiden y me quieran. Aquí me tengo que conformar con una pelota o cualquier cosa que llevarme a la boca para agarrarme a algo que me guste y me ayude a reprimir mi frustración, pero siento que no es suficiente…

No dejéis que esta sea toda mi vida, venid a darme una oportunidad